Por: Lic. Rubén Darío Méndez Segura M.A.
La decisión de iniciar en el país un proceso de descentralización del sistema educativo partió del reconocimiento y asunción de cinco factores básicos como son:
a) El Crecimiento de la Matricula Escolar Pública y Privada a Nivel Nacional.
b) La existencia de una pesada e infuncionar organización del sistema educativo, que operaba sobre la premisa de la centralización, como resultado lógico de una cultura política en decadencia.
c) La emergencia y fortalecimiento de una nueva cultura democrática en el marco de la sociedad civil.
d) Gran convergencia nacional en reconocer las premisas del sistema educativo, frente a un mundo cambiante, mercados más exigentes, nuevos esquemas de integración y de conducción de políticas.
e) Un ascenso cada vez más generalizado en lo que concierne a la valoración económica, política y social de la educación.
Estas razones entre otras motivaron que el país repensara su sistema educativo en el sentido de buscar nuevos criterios organizacionales y funcionales que facilitaran el involucramiento de las comunidades y sus múltiples sujetos sociales en lo relativo a la gestión participativa de los Centros Escolares.
Se trataba de una consecuencia de reinventar la escuela necesaria en el contexto de una redistribución social de responsabilidades locales, a favor de una intervención efectiva en el proceso de toma de decisiones en material educacional.
Este repensar y reinventar de la escuela tuvo desde sus inicios una gran meta expresada de manera clara y distinta en cuanto a los objetivos del Plan Decenal de Educación. Se trataba de lograr una participación efectiva y organizada de la sociedad en general y de los padres y madres de familia en particular, en la gestión del proceso educativo a nivel de todos los centros públicos y privados del país.
Con este gran propósito implicaba lograr la participación de las comunidades en la planificación y gestión escolar e incorporar a los padres y a las madres en la gestión de todos y cada uno de los centros escolares del país.
En este mismo sentido, se buscaba lograr el establecimiento y funcionamiento adecuado de las Juntas Distritales de Educación en todos los ámbitos escolar nacional, así como el establecimiento y consolidar consejos escolares en todos los centros escolares del país.
Se establece también un sistema de capacitación continua de los diferentes sectores sociales involucrados en el proceso de descentralización, con el fin de que estas aumenten su capacidad perceptiva y operacional sobre la gestión educativa.
Para que estas iniciativas tuvieran éxito se emprendieron de una manera concentrada dos estrategias básicas; una involucrar a la comunidad educativa del país, al empresariado, a las iglesias y al resto de la sociedad civil en la concepción de un proyecto de ley que respondiera a los reclamos de la educación nacional y la otra estrategia consistió en propiciar una base legal de transición, que permitiera establecer, una estructura participativa que posibilitara el curso de la transformación educativa, reclamada por la sociedad y por la comunidad educativa nacional.
Otra modalidad de gestión, participativa a favor de una administración transparente del patrimonio escolar y de una búsqueda más focalizada de la calidad educativa, es la creación y funcionamiento de dos comités físicos de los centros educativos; estos son el comité distrital de mantenimiento escolar que opera en el contexto de un centro educativo especifico y el comité escolar de mantenimiento, cuyo ámbito de operación se circunscribe a un centro escolar especifico.
Estas experiencias en el manejo transparente de mantenimiento de materiales y recursos financieros a favor de una mejor escuela, constituye uno de los éxitos más significativos alcanzados en el proceso de integración de la comunidad a la causa escolar dominicana.
Esta última modalidad de la, participación comunitaria en la gestión escolar descentralizada, así como la modalidad de juntas distritales de educación y la modalidad de asociaciones de padres y madres, van más allá de la simple gestión.
Como es lógico entender la descentralización en tanto proceso de organización y gestión no opera en el vacío, por su propia naturaleza, conlleva en proceso de ruptura y de reingeniería del poder, que conduce a su vez a una redistribución de responsabilidades y a un virtual reposicionamiento de la nueva institución democrática.
En este sentido, la gestión descentralizada implica propiciar una nueva cultura y esto a su vez implica el reconocimiento de una necesidad que no puede faltar en el análisis, la voluntad política y la búsqueda de mecanismos que viabilicen estos propósitos.
Bajo este nuevo sistema o paradigma de gestión educativa, la educación se sustenta en una clara lógica democrática y participativa que privilegia la autonomía gradual y la toma de decisiones en lo concerniente a la redistribución de responsabilidades asunción consiente y responsable de los poderes delegados y el manejo de los recursos acorde con el presupuesto especifico y con las metas esperadas.
Como podemos ver, se está ante un modelo de gestión que propicia la administración por resultados y que ve en la participación comunitaria y en el mismo proceso de descentralización la oportunidad y un mecanismo estratégico para impulsar la gestión que presentan en la actualidad los centros educativos de la República Dominicana con una legalidad transparencia y una eficiencia a partir de una confianza en las instituciones públicas, así como en la relación entre la escuela y la sociedad en general.
a) El Crecimiento de la Matricula Escolar Pública y Privada a Nivel Nacional.
b) La existencia de una pesada e infuncionar organización del sistema educativo, que operaba sobre la premisa de la centralización, como resultado lógico de una cultura política en decadencia.
c) La emergencia y fortalecimiento de una nueva cultura democrática en el marco de la sociedad civil.
d) Gran convergencia nacional en reconocer las premisas del sistema educativo, frente a un mundo cambiante, mercados más exigentes, nuevos esquemas de integración y de conducción de políticas.
e) Un ascenso cada vez más generalizado en lo que concierne a la valoración económica, política y social de la educación.
Estas razones entre otras motivaron que el país repensara su sistema educativo en el sentido de buscar nuevos criterios organizacionales y funcionales que facilitaran el involucramiento de las comunidades y sus múltiples sujetos sociales en lo relativo a la gestión participativa de los Centros Escolares.
Se trataba de una consecuencia de reinventar la escuela necesaria en el contexto de una redistribución social de responsabilidades locales, a favor de una intervención efectiva en el proceso de toma de decisiones en material educacional.
Este repensar y reinventar de la escuela tuvo desde sus inicios una gran meta expresada de manera clara y distinta en cuanto a los objetivos del Plan Decenal de Educación. Se trataba de lograr una participación efectiva y organizada de la sociedad en general y de los padres y madres de familia en particular, en la gestión del proceso educativo a nivel de todos los centros públicos y privados del país.
Con este gran propósito implicaba lograr la participación de las comunidades en la planificación y gestión escolar e incorporar a los padres y a las madres en la gestión de todos y cada uno de los centros escolares del país.
En este mismo sentido, se buscaba lograr el establecimiento y funcionamiento adecuado de las Juntas Distritales de Educación en todos los ámbitos escolar nacional, así como el establecimiento y consolidar consejos escolares en todos los centros escolares del país.
Se establece también un sistema de capacitación continua de los diferentes sectores sociales involucrados en el proceso de descentralización, con el fin de que estas aumenten su capacidad perceptiva y operacional sobre la gestión educativa.
Para que estas iniciativas tuvieran éxito se emprendieron de una manera concentrada dos estrategias básicas; una involucrar a la comunidad educativa del país, al empresariado, a las iglesias y al resto de la sociedad civil en la concepción de un proyecto de ley que respondiera a los reclamos de la educación nacional y la otra estrategia consistió en propiciar una base legal de transición, que permitiera establecer, una estructura participativa que posibilitara el curso de la transformación educativa, reclamada por la sociedad y por la comunidad educativa nacional.
Otra modalidad de gestión, participativa a favor de una administración transparente del patrimonio escolar y de una búsqueda más focalizada de la calidad educativa, es la creación y funcionamiento de dos comités físicos de los centros educativos; estos son el comité distrital de mantenimiento escolar que opera en el contexto de un centro educativo especifico y el comité escolar de mantenimiento, cuyo ámbito de operación se circunscribe a un centro escolar especifico.
Estas experiencias en el manejo transparente de mantenimiento de materiales y recursos financieros a favor de una mejor escuela, constituye uno de los éxitos más significativos alcanzados en el proceso de integración de la comunidad a la causa escolar dominicana.
Esta última modalidad de la, participación comunitaria en la gestión escolar descentralizada, así como la modalidad de juntas distritales de educación y la modalidad de asociaciones de padres y madres, van más allá de la simple gestión.
Como es lógico entender la descentralización en tanto proceso de organización y gestión no opera en el vacío, por su propia naturaleza, conlleva en proceso de ruptura y de reingeniería del poder, que conduce a su vez a una redistribución de responsabilidades y a un virtual reposicionamiento de la nueva institución democrática.
En este sentido, la gestión descentralizada implica propiciar una nueva cultura y esto a su vez implica el reconocimiento de una necesidad que no puede faltar en el análisis, la voluntad política y la búsqueda de mecanismos que viabilicen estos propósitos.
Bajo este nuevo sistema o paradigma de gestión educativa, la educación se sustenta en una clara lógica democrática y participativa que privilegia la autonomía gradual y la toma de decisiones en lo concerniente a la redistribución de responsabilidades asunción consiente y responsable de los poderes delegados y el manejo de los recursos acorde con el presupuesto especifico y con las metas esperadas.
Como podemos ver, se está ante un modelo de gestión que propicia la administración por resultados y que ve en la participación comunitaria y en el mismo proceso de descentralización la oportunidad y un mecanismo estratégico para impulsar la gestión que presentan en la actualidad los centros educativos de la República Dominicana con una legalidad transparencia y una eficiencia a partir de una confianza en las instituciones públicas, así como en la relación entre la escuela y la sociedad en general.
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