La Plaza de San Pedro, en el Vaticano, se ha llenado de peregrinos venidos de todos los rincones del mundo para asistir a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II.
ROMA.- El papa Benedicto XVI ha destacado en su homilía el importante papel que Karol Wojtyla jugó en su lucha contra el comunismo.
"Nosotros, acogiendo el deseo de nuestro hermano Agostino Cardenal Vallini, nuestro vicario general para la diócesis de Roma, de muchos otros hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber recibido el parecer de la congregación de la causa de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios, Juan Pablo II, Papa, de ahora en adelante sea llamado beato y que se pueda celebrar su fiesta en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho, todos los años el 22 de octubre".
Con estas palabras pronunciados en latín Benedicto ha elevado a los altares a su inmediato antecesor.
En la homilía que ha pronunciado durante la misa en la plaza de San Pedro, Benedicto XVI ha comenzado recordando como hace 6 años aquí mismos se celebraron los funerales de Juan Pablo II, "ya en aquel día percibimos el perfume de su Santidad, y el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él.
Por eso, he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificación procediera con razonable rapidez. Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque ha sido lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato".
La causa de Juan Pablo ha sido declarado beato exactamente seis años y 29 días después de su muerte. Se trata de la beatificación más rápido de entre todos los tiempos de la historia moderna y habría que remontarse al menos 500 años para encontrar una beatificación que la supere.
De hecho, para Benedicto XVI derogó para Juan Pablo II la norma que obliga a esperar 5 años de la muerte de una persona para abrir su proceso de beatificación.
Benedicto XVI aseguró que Juan Pablo II "es beato por su fe, fuerte y generosa, apostólica". Además, subrayó: "hoy resplandece ante nuestros ojos frente a a luz espiritual de Cristo resucitado, la figura amada y venerada de Juan Pablo II. Hoy su nombre se añade a la multitud de Santos y beatos que él proclamó durante sus casi 27 años de Pontificado".
Ratzinger destacó que con su testimonio de "fe, amor y de valor apóstolico, acompañado de una gran humanidad" Juan Pablo II ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos. "En una palabra: de hecho ayudó a no tener miedo de la verdad".
Benedicto XVI recordó asimismo el importante papel que Karol Wojtyla jugó en la caída del comunismo. "Karol Wojtyla subió al trono de Pedro llevando consigo la profunda reflexión entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensajes fue éste: el hombre es el camino de la Iglesia y Cristo es el camino del hombre".
Pero sobretodo, Benedicto XVI subrayó que fue Juan Pablo II quien reivindicó para el cristianismo el aspecto de esperanza del marxismo.
"Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la revindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza".
El papa concluyó su homilía dando gracias a Dios por haber podido colaborar durante mucho tiempo con el beato Papa Juan Pablo II "cuando me llamó a Roma como Prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, durante 23 años pude estar cerca de él y venerar cada vez más su persona.
Su profundidad espiritual y la riqueza de sus intenciones sostenían mis servicios. El Señor le fue despojando lentamente de todo, sin embargo, él permanecía siempre como una 'roca', como Cristo quería".
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