NUEVA YORK.- 'Irene' ya no es un huracán, sino una tormenta tropical. Pero las ráfagas enrabietadas aún golpean a estas horas las calles de Nueva York mientras Manhattan se inunda y sus habitantes se quedan sin luz.
En el sur de la isla, las aguas del Hudson y el East River amenazan la ciudad. Los dos ríos están al límite. En Battery Park, en la punta de la isla, y cerca de Wall Street, se acumulan unos 30 centímetros de agua y con la marea subiendo.
Más de 70.000 personas se han quedado sin luz en la ciudad. Hasta ahora, el único distrito que se salvaba era Manhattan, pero los cortes de electricidad ya han empezado por el sur. En total, más de tres millones personas están a oscuras en Nueva York y los estados vecinos.
Las autoridades aseguran que lo peor de la tormenta habrá pasado antes del mediodía en Nueva York. Pero las inundaciones seguirán en un día en que la llegada de 'Irene' coincide con la marea alta provocada por la luna nueva.
Los neoyorquinos se han despertado con el ruido ensordecedor del viento contra los cristales. No un estruendo constante, sino sincopado y que hace difícil conciliar el sueño.
'Irene' se está debilitando y el Centro Nacional de Huracanes ha rebajado el huracán a tormenta tropical. Pero las autoridades advierten que sus vientos siguen soplando hasta los 100 kilómetros por hora. Una cifra capaz de arrastrar las papeleras y los árboles y arrancar los cristales de los edificios.
'Irene' ha matado al menos a 11 personas en los primeros Estados afectados por accidentes de tráfico o golpeados por objetos voladores.
Una ciudad fantasma
Nueva York es ahora un espectro que sólo se parece a sí misma. Con el metro cerrado desde las doce de la mañana, la mayoría de las tiendas esta mañana han optado por no abrir. No llegan trenes. Ni aviones. Ya se han cancelado más de 10.000 vuelos.
Las autoridades prevén entre 12 y 26 centímetros de lluvia en las próximas horas. Una cifra que podría generar inundaciones en los barrios costeros de la ciudad. Conviene recordar que Nueva York es un archipiélago y que sólo el Bronx es parte del continente.
Parada nuclear por precaución
En Nueva Jersey, como medida de precaución, se ha desconectado la central nuclear de Oyster Creek, de la que dependen unas 600.000 casas. Otras centrales han reducido su potencia y las eléctricas neoyorquinas ya han avisado de que pueden desconectar Wall Street esta mañana incluso aunque la red aguante la embestida. A más de dos millones de personas de Carolina del Norte a Massachusetts se les ha forzado a dejar sus casas.
El torbellino de 'Irene' tiene un diámetro de 830 kilómetros y hasta ahora avanzaba despacio. Pero en las últimas horas ha ganado en presión y en velocidad. Un extremo que augura vientos más fuerte pero menos tiempo de exposición al agua y menos riesgo de inundaciones.
Aun así, Nueva York se quedará incomunicada y probablemente a oscuras y el metro seguirá cerrado durante días. Esto paraliza una isla como Manhattan, donde el 80% de los habitantes no tiene coche y una ciudad donde el transporte público mueve todos los días a ocho millones y medio de personas.
Bloomberg: 'Superaremos la tormenta'
"Todo el mundo debe estar dentro", dijo Michael Bloomberg. "Por favor, ya no salga", repitió en español el alcalde, en mangas de camisa y sin corbata. Poco político y muy práctico dio instrucciones claras: no se acerque a las ventanas, no baje a la entrada de su edificio. "Mañana por la mañana cuando os despertéis sean cuales sean las condiciones de vuestra casa, quedaos allí", dijo. «Nueva York es la mejor ciudad del mundo y superaremos la tormenta», concluyó el alcalde.
Aún peor lo tenían los indigentes de la ciudad. Alguno se mantenía en su lugar de siempre, como el mendigo negro gritón del Duane Reade de la calle 102. Otros se agrupaban en la entrada de los cajeros automáticos. Como si nadie les hubiera explicado cómo ir al refugio más cercano, en el colegio Juana de Arco entre las avenidas de Amsterdam y Columbus.
Refugios
Más de 370.000 estaban obligados a la evacuación y la baja ocupación de los refugios hacía temer lo peor. Los 91 "centros de evacuación", en realidad colegios con colchonetas y miles de latas de comida en el gimnasio, podían acoger a unas 70.000. Sólo unas 1.400 personas habían optado por esta opción y delante de las farmacias cerradas aún vagaban mendigos cuando la lluvia torrencial ya caía con fuerza.
A primera hora de la noche del sábado sólo alojaba a 10 personas. La mayoría, mendigos o personas sin hogar que acababan de cenar y se disponían a pasar la noche. "Aquí tenemos sitio para unas 100 personas", explicaba Sherry, una voluntaria con un chaleco fluorescente que vive unas calles más arriba. "Ustedes pueden quedarse si se sienten más cómodos y les podemos dar de cenar. Tenemos mucha comida", decía.
A la entrada del colegio había un pliego de normas que todos los residentes deben observar. Está prohibido fumar, beber y consumir drogas ilegales. Los adultos son responsables de sus niños y de sus animales y todos deben respetar un estricto toque de queda. "Por ahora no ha venido casi nadie", decía Sherry, "pero esperamos más cuando el huracán esté llegando a la ciudad".
Sobre las ocho de la tarde (madrugada en España), aún se veía algún taxista temerario. No los suficientes como para atender la demanda de los neoyorquinos que los requerían para moverse por una ciudad maniatada por el cierre del metro. Los McDonalds se disponían a cerrar. Pero seguía abierto el Subway entre las calles 93 y 94. "Es cosa del dueño, que nos ha obligado a abrir", explicaba uno de los empleados, "él vive aquí al lado, pero nosotros tendremos que volver en taxi a casa. Y mañana nos ha dicho que vengamos".
Algunos han preferido irse de la ciudad y esquivar una ciudad sin metro, sin trenes, sin aviones y sin tráfico. Una Nueva York inédita con todos los Starbucks cerrados, los estrenos de Broadway cancelados y los supermercados atascados con personas comprando agua, medicamentos y linternas.
'Irene' tocó tierra al filo de las siete de la mañana del sábado en Nags Head (Carolina del Norte) dejando a su paso un reguero de apagones eléctricos y árboles arrancados por el viento hasta a 130 kilómetros por horas. Desde entonces avanza hacia el norte con su poder destructor barriendo la Costa Este. Su fuerza ha formado también tornados en el sudeste de Virginia, el este de Maryland, Delaware y el sur de Nueva Jersey.
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