19 ene 2013

Juan Pablo Duarte y la lucha de clases; Por Juan Bosch

20/01/2013.

El 26 de enero de 1844, al cumplir 31 años, Juan Pablo Duarte estaba en Curazao, adonde había llegado en diciembre de 1843 procedente de Venezuela. Allí iba a recibir, unas cinco semanas después de su cumpleaños, la noticia de que el 27 de febrero había quedado establecida la República Dominicana y la invitación de sus compañeros de La Trinitaria para que fuera a dirigir los destinos del país. Lo que no supo entonces Duarte era que en ese momento algunos representantes del sector de los hateros – o dueños de ganado – estaban trabajando para colocar en el liderato del nuevo país a Pedro Santana, designado general de la República por aclamación promovida a insinuaciones de Bobadilla por Juan Esteban Aybar y Merced Marcano, según refiere José Gabriel García en su “Compendio de la Historia de Santo Domingo” (4ta. Edición, Publicaciones Ahora, Santo Domingo, Tomo II, Págs. 227-8).

Así pues, antes de que Duarte saliera de Curazao hacia Santo Domingo había comenzado a la luz pública la lucha por el poder en nuestro país. ¿Por qué a la luz pública?. Porque esa lucha estaba en progreso desde el año anterior, pero se mantenía oculta. Uno de los episodios de los que podríamos llamar la lucha oculta había sido la expulsión de Duarte. El líder de la Trinitaria fue sacado del país por las autoridades haitianas debido a que éstas habían recibido denuncias de sus trabajos políticos, y de acuerdo con la tradición las denuncias fueron hechas por uno de los conspiradores anti-haitianos que pertenecía al grupo de los hateros.

Jean Pierre Boyer había renunciado a la presidencia de Haití el 13 de marzo de 1843, forzado por la llamada revolución de La Reforma. Entonces lo que hoy es la República Dominicana era parte de Haití. La revolución de La Reforma fue un movimiento organizado y dirigido por la pequeña burguesía haitiana, que en esa oportunidad tuvo de aliada a la pequeña burguesía dominicana. Ahora bien, los reformistas de Haití negociaron el respaldo de los trinitarios dominicanos, pero no sabían que éstos se proponían separar la antigua parte española de la isla; y tan pronto como el gobierno reformista de Charles Herard lo supo, empezó la persecución de los trinitarios. Por su parte, los hateros dominicanos habían tomado posición frente al nuevo gobierno haitiano, movimiento que se produjo impulsado por la naturaleza social de ese nuevo gobierno de Haití, que era opuesta a la naturaleza social de los hateros.

Fue así como vino a suceder que a mediados de 1843 los hateros y los pequeños burgueses trinitarios se hallaron en un mismo campo político: ambos tenían como enemigo al gobierno haitiano y en consecuencias ambos necesitaban unirse.

Duarte había entrado en contacto con los anti-haitianos del sector hatero desde mediados de 1843, con lo cual había establecido la alianza de la pequeña burguesía trinitaria con los grandes propietarios, entre los que se hallaban tanto Juan Esteban Aybar y Merced Marcano como el que después sería el general Pedro Santana. Esa alianza era absolutamente necesaria para llevar a cabo las tareas de la Separación. Pero por el hecho de su existencia, esa alianza determinaba una lucha entre los aliados; una lucha entre lo que eran los intereses y las ideas de los hateros; una lucha por el poder político que sería establecido para gobernar la República; una lucha determinada por la respuesta a esta pregunta: ¿A quiénes va a favorecer el gobierno del país, cuando éste sea libre? ¿A los grandes propietarios o a los llamados filorios, esos empleaditos como Pedro Alejandro Pina o a esos insolventes como Juan Isidro Pérez y Jacinto de la Concha?.

La lucha comenzó de manera oculta y se manifestó públicamente tan pronto se produjo la acción del 27 de Febrero. A partir del primer momento, Duarte fue la víctima de los golpes que daba el sector hatero porque el joven líder de La Trinitaria era la representación de la pequeña burguesía nacional, y era por tanto la encarnación de los intereses y las aspiraciones de esa capa, opuestos a los del grupo de los hateros. La patética historia del Padre de la Patria, que a partir de su primer exilio va a tener, hasta su muerte, una existencia fantasmal, se halla impulsada por ese hecho; porque él era el jefe nato, y el representante y la encarnación de una capa social que en ese momento de nuestra historia era la más avanzada en el orden político. Golpeando a Juan Pablo Duarte, los hateros golpeaban a toda la pequeña burguesía progresista del país.

Hasta el momento en que se aliaron trinitarios y hateros, las luchas por el poder se extendían a toda la isla, porque la alianza se llevó a cabo para luchar contra los haitianos. A partir de ese momento, trinitarios y hateros comenzarían a luchar por el poder dentro de los límites de lo que iba a ser la República Dominicana. Dentro de la lucha en el frente más amplio – la de la separación de Haití – empezó a librarse otra particular, la de los dos sectores de la sociedad dominicana. Trinitarios y hateros se unieron para separar el país de Haití, y a la vez comenzaron a luchar por el control político que se formaría cuando se produjera la separación. Ahí tenemos un ejemplo dominicano de lo que en estos tiempos ha sido definido con los términos de “Alianza y lucha a la vez”.

El primer resultado de esa lucha fue la expulsión de Duarte, que tuvo lugar mientras se llevaba adelante la conspiración anti-haitiana. Con Duarte en el exilio, el grupo hatero avanzó hasta tomar la dirección del movimiento, y eso es lo que explica que el autor de la Manifestación de la Independencia, el documento llamado a justificar ante el país y ante el mundo la creación de la República Dominicana, fuera Tomás Bobadilla, la cabeza pensante del sector de los hateros. Así pues, antes de nacer la República ya los hateros dirigían el movimiento separatista, e inmediatamente después – el día 28 de febrero -, el mismo Tomás Bobadilla pasaba a presidir la primera junta gubernativa.

A los ciento cincuenta y ocho años del nacimiento de Juan Pablo Duarte podemos ver con claridad que lo que determinó el curso de su vida fue la lucha de clases en que se vio envuelto debido a que se había convertido en el representante, el jefe y la encarnación de su capa social, la pequeña burguesía nacional, que había llegado a ser, para el año 1843, el grupo políticamente más avanzado del pueblo dominicano.

26 de enero de 1971.

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Anónimo dijo...

Duarte un ejemplo que debemos de seguir

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