05/02/2013.
Todos los sectores de la vida nacional reconocen y están de acuerdo en un punto: se necesita mejorar la calidad de la educación dominicana. Se ha analizado y hablado hasta la saciedad que es urgente trabajar tenazmente en aras de elevar el nivel de calidad de la misma con el propósito de construir una sociedad más justa, inclusiva, competitiva y capaz de hacer frente a los retos que nos presenta el mundo actual para poder acceder al desarrollo político, social y económico que el mismo ofrece.
Basta solamente acceder a cualquier medio de comunicación para darnos cuenta de que el tema de la calidad educativa es una especie de neuralgia que preocupa a las autoridades de turno. De vez en cuando, una u otra institución, sea ésta pública, privada o sin fines de lucro realizan congresos, conferencias y charlas para reflexionar sobre la importancia de la calidad educativa para nuestra sociedad.
Los expertos en el tema de la calidad educativa, cada vez que intervienen en el mismo, hablan sobre la necesidad de que se trabaje con el objetivo de crear las bases necesarias para desarrollar un sistema educativo que implemente las herramientas indispensables para desarrollar ciudadanos y ciudadanas con las competencias adecuadas que les permita, en el contexto en que se desenvuelven, ser agentes eficaces del desarrollo socioeconómico de la sociedad en la que habitan.
La falta de calidad educativa en las escuelas de nuestro país ha llevado a las autoridades de turno a hacer una cuidadosa reflexión para encontrar las posibles causas y motivos que traen como consecuencia los nefastos resultados que, de vez en cuando, nos cacarean los organismos internacionales que levantan encuestas que arrojan los mismos.
Dentro de los elementos que impiden la calidad educativa está la política partidaria. Este síndrome ha resquebrajado la voluntad de quienes tienen la responsabilidad de guiar y administrar nuestro sistema educativo. Hasta tal punto que cuando se van a tomar las decisiones que determinarán los resultados cualitativos que tanto se desea, no se busca la capacidad ni las competencias sino la estirpe o la identidad político-partidaria de aquellos que serán aceptados para ocupar un puesto en una escuela, dirección distrital o provincial o la sede central del ministerio de educación.
Mientras hay miles de educadores formados profesionalmente con competencias adecuadas y demostradas esperando una oportunidad para beneficiar a l@s estudiantes de las escuelas, otros sin ningún tipo de competencias demostrables, solo porque trabajaron en la parcela política del partido que ostenta el poder, ocupan el puesto con la triste realidad de que no van a aportar nada que contribuya a la calidad educativa.
Los concursos de oposición, aunque lo pinten con vistosos colores para hacer creer a la opinión publica, son una verdadera vergüenza nacional en detrimento de la ley 66´97 y los estatutos docentes ya que, los aspirantes a maestros después de ganar los mismos tienen que esperar años en un registro de elegibles para ser nombrados, mientras los que tienen padrinos políticos en pocos meses, sin demostrar competencia alguna, consiguen una tanda y luego logran ser completados.
Hay direcciones de distrito y regionales en las que faltan técnicos en áreas pedagógicas. Tenemos el caso del distrito educativo de Las Matas de Farfán donde hace falta un técnico de lenguas extranjeras y no se asigna alguien para dicho puesto, a pesar de que hay profesionales en el área, porque los mismos no pertenecen al partido de turno que está dirigiendo el estado dominicano. Estos ejemplos son solo unos de tantos casos que pululan en nuestro sistema educativo y que hacen sombra a nuestra aspiración como pueblo de tener una educación de calidad.
Finalmente, en este artículo se plantean otros elementos que se relacionan, directa o indirectamente, con la política partidaria y que están empañando los esfuerzos que se hacen para construir una educación de calidad en nuestro país. Mencionamos algunos de ellos:
1) Falta de un sueldo adecuado que realce la identidad histórica y social de los maestros;
2) Falta de un programa permanente de formación financiado por el estado dominicano (licenciaturas, maestrías y doctorados) que prepare a los maestros como entes que faciliten la construcción de los conocimientos de los y las estudiantes produciendo así una educación de calidad;
3) falta de concursos de oposición reales y honestos en donde se respeten las reglas de juego y los que participen sean premiados en base a sus competencias manifiestas y no a una identidad político-partidaria;
4) falta de una planificación sistémica y una evaluación concreta llevada a cabo de manera periódica donde se vean las fortalezas y las debilidades para buscar los correctivos de lugar que enmienden dichas amenazas.
5) falta de atractivo de la carrera docente que despierte interés en aquellos que inician estudios superiores para inclinarse a ella por las realidades vergonzosas que encierra la misma;
6) falta de aulas adecuadas y condicionadas, mobiliarios, herramientas, equipos, recursos didácticos y espacios adecuados para la acción pedagógica.
En fin, estos son algunos de ellos que están en el tapete de la reflexión y la investigación aunque hay otros que aunque no los he mencionado están aflorando negativamente para que nuestro país vea su sueño anhelado: una educación de calidad que nos lleve al desarrollo socioeconómico al que cada uno de nosotros aspiramos.
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""Mientras hay miles de educadores formados profesionalmente con competencias adecuadas y demostradas esperando una oportunidad para beneficiar a l@s estudiantes de las escuelas, otros sin ningún tipo de competencias demostrables, solo porque trabajaron en la parcela política del partido que ostenta el poder, ocupan el puesto con la triste realidad de que no van a aportar nada que contribuya a la calidad educativa.""
EXELENTE DENUNCIA....ESTO DEBE ESTAR EN TODOS LOS DIARIOS NACIONALES Y EN LAS OFICINAS DE " EDUCA". NO SE QUIEN ES USTED SENOL SANDOVAL PERO TOME USTED MISMO LA INICIATIVA Y PRESENTESELO A ORGANISMOS DOMINICANOS QUE APORTAN A LA EDUCACION.
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