17 abr 2013

República Dominicana: Un País que necesita ser Educado



Por Pedro Antonio Mateo Ibert.*

La República Dominicana necesita, tal y como lo ha planteado el gobierno del Presidente Danilo Medina, que se acabe con el analfabetismo y de ahí que veo muy bien y aplaudo el Plan Quisqueya Aprende Contigo.

Ahora bien, aprender a leer y escribir no es lo único que hace falta en este país para que podamos salir definitivamente de la oscuridad mental. Digo esto porque hay muchos que saben leer y escribir, es mas, hasta profesionales son en diferentes áreas, y son muy “mal educados”.

Para muestra solo pondré algunos ejemplos de mi apreciación: en la calle usted se encuentra con maestros, abogados, médicos, ingenieros, agrónomos y empresarios con mucho dinero, que no respetan las leyes de tránsito y mucho menos conocen la cortesía para dirigirse a los demás ciudadanos y ciudadanas.

Por ello sostengo que no es lo mismo alfabetizar que educar. Alfabetizar es ensenar a leer y escribir a aquellos que no saben ni siquiera escribir su nombre y mucho menos leerlo. Pero educar es impartir instrucciones ciudadanas a todos y todas sin importar la clase social a la que se pertenezca.

Conversando con un amigo cercano, este me decía que para educar a los dominicanos tenemos que enseñarles, no solo aprender a leer y escribir, sino también a desaprender algunas conductas, muy malas por cierto.

Entre esas conductas que los dominicanos y las dominicanas debemos aprender a desaprender se encuentran quitarle el turno a otra persona en fila porque es más “superior”; no usar el casco protector cuando se conduce una motocicleta, no ceder el paso a una persona mayor o a una mujer embarazada o a un niño que va a cruzar la calle saliendo de la escuela; no pararse cuando se toca el Himno Nacional o se Sube o Baja la Bandera Nacional, transitar en contra de la vía, aún sabiendo que lo está haciendo mal por ahorrarse unos segundos de tiempo; tocar bocinas de vehículos frente a los hospitales y clínicas, frente a las escuelas públicas y privadas, frente a los palacios de justicia del país sin pensar que allí se celebran audiencias solemnes; entrar a un residencial a las seis de la mañana con alto parlante (guagua anunciadora), haciendo toda la bulla del mundo para llevar desasosiego a los que se están levantando para irse al trabajo bien temprano; violar la luz roja de los semáforos sin importar que pueda provocar un fatal accidente, entre otras cosas no menos dañinas para una sociedad que debería ser modelo de educación ciudadana.

También debemos desaprender ir a los lugares donde se brinda comida a darnos una “jartura” de perro (el término correcto es hartura), sirviéndonos un plato más alto que el Pico Duarte o la Cordillera Central, pues el que se quiera dar una “jartura” debe hacerlo en su casa, no en un lugar público donde comparta con otros ciudadanos y ciudadanas.

Para poder logar eso, no basta con enseñar a leer y escribir a los que todavía no han tenido la oportunidad de aprender. Para lograr eso tenemos que comenzar a educar a los ciudadanos y ciudadanas desde las escuelas primarias, enseñando educación cívica y poniéndola en práctica, comenzando por las autoridades, que muchas veces son las primeras en comportarse como mal educados, por querer demostrar que tienen todo el poder del mundo (y no me refiero a nadie en particular).

Un país donde los motociclistas anden con el caso protector en la mano y no puesto en la cabeza, no es un país educado; un país donde no se respete la luz roja del semáforo, no es un país educado; un país donde no se ceda el paso a los peatones, sobre todo personas mayores, niños uy embarazadas, no es un país educado; un país donde la gente no se detenga cuando se canta el Himno Nacional o se sube o baja la Bandera Nacional, no es un país educado.

Vamos dar educación cívica en las escuelas, en el trabajo y en nuestras casas, o en la pizzería o la heladería cuando andemos con nuestros hijos, para que podemos ser un país educado.

Hay muchos analfabetas que son educados, mientras hay buenos profesionales en diferentes áreas que son muy mal educados. Por ello sostengo una vez más que no es la mismo ser analfabeta, es decir, no saber leer ni escribir, que ser mal educado. Si calculamos bien, en la República Dominicana hay más mal educados que analfabetas, lo cual nos deja muy mal parados.

Enseñemos a leer y escribir, pero enseñemos a desaprender las malas conductas, para que podemos tener educación.
Hasta un próximo día, si Dios quiere.

*El autor es abogado y periodista. Actualmente se desempeña como Procurador General Titular de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San Juan de la Maguana.

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