3 may 2013

¡Caamaño y la camisa de once varas!‏


Por: CÉSAR MEDINA

Si el gobierno lo hizo convencido de que pudiera estarse metiendo en camisa de once varas, está muy bien que se exhumaran los restos del coronel Caamaño para comprobar que ciertamente esa osamenta parcial desenterrada en Nizaíto se corresponde con los restos del líder de la Revolución de Abril.

Alguien iba a tener que hacerlo en algún momento... Y si el gobierno ha tenido el coraje de hacerlo ahora, ha sido una excelente decisión. Lo relevante es saber si quienes dispusieron esa comprobación tienen plena conciencia de sus consecuencias.

En cualquiera de los dos casos ñsi son o no los restos de Caamaño los desenterrados ayer en el cementerio de la Máximo Gómezñ la investigación forense tendrá vientos de cola que arrastrarán responsabilidades.


Si son esos los restos de Caamaño, las características de los disparos que le provocaron la muerte podrán configurar el escenario que pruebe su fusilamiento y hasta el tiro de gracia que se dice le dio uno de los generalotes presentes, por demás amigo de infancia del líder guerrillero.

Y si no fueran esos sus restos, entonces la investigación tiene que hacerse a profundidad para saber con precisión el destino que se le dio al cadáver de la figura militar más relevante del pasado siglo una vez comprobada su muerte en las estribaciones de la cordillera Central.
Siguen vivos

Por fortuna aún siguen vivos casi todos los actores de su apresamiento, interrogatorio y fusilamiento aquella mañana del 16 de febrero de 1973.

El secretario de las Fuerzas Armadas era el almirante Ramón Emilio Jiménez, quien goza de buena salud física y mental, lo mismo que el mayor general Enrique Pérez y Pérez, entonces jefe del Ejército, y Chinino Lluberes Montás, que era el jefe de la Fuerza Aérea.

Por lo menos ellos tres, entre otros generales, dos de ellos ya fallecidos, participaron de forma activa en las operaciones de aquel 16 de febrero en Nizaíto y pudieran decir con precisión 40 años después el destino que

se le dio al cadáver de Caamaño una vez ejecutado “por órdenes superiores”.

En el momento las Fuerzas Armadas emitieron un comunicado de solo dos líneas confirmando que Caamaño “había muerto en combate” y que después de incinerar sus restos las cenizas fueron esparcidas en las montañas.

Hay, sin embargo, muchos testigos de ese acontecimiento. Y aunque algunas versiones coinciden con la incineración del cadáver, la mayoría de los testigos confirman que el cuerpo de Caamaño apenas llegó a chamuscarse debido a la humedad que reinaba aquel día en la zona y que fue enterrado rústicamente junto a sus compañeros Pérez Vargas y Lalane José. Es esa la versión que ha sostenido Claudio Caamaño para asegurar que los restos desenterrados ayer son los del líder revolucionario.
Otro escenario

Los avances de la medicina forense pueden determinar con precisión la forma en que murió Caamaño. Las perforaciones de balas que presenta su cráneo pueden revelar el tipo de arma con la que le dispararon y la distancia a la que fueron disparadas.

De esa forma podría perfectamente comprobarse científicamente si Caamaño fue ejecutado una vez hecho prisionero, como afirman los testigos, o si como sostuvieron aquella vez las Fuerzas Armadas el líder guerrillero cayó en combate con tropas regulares.
Existen solo esos dos posibles escenarios...

En el primero entraría en juego una figura jamás invocada en ninguna época en la República Dominicana, que se refiere al crimen de guerra, condenado en todos los tratados internacionales de los que nuestro país es signatario.

Con el agravante de que el crimen de guerra no tiene prescripción en el tiempo y es perseguido en todo el mundo con penas muy severas, sin límites de jurisdicción. Habría que ver si el gobierno dominicano llegaría hasta ahí...

¡Metiéndose en camisa de once varas!

lobarnechea1@hotmail.com

(Trabajo publicado íntegro como lo envió Agustín Perozo, con autorización de su autor)

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