
Por; Luis Eduardo Díaz Franjul
Juan Bosch nace en La Vega, República Dominicana, el 30 de junio de 1909. En 1938 se auto exilia en Puerto Rico y en 1939 forma el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para luchar contra la tiranía de Trujillo (1930-1961). Tiempo después se establece en Cuba desde donde participa en la frustrada expedición Cayo Confites (1949) en su intento de derrocar a Trujillo. Gana las elecciones del 20 de diciembre de 1962, después de 24 años de exilio, y toma posesión el 27 de febrero de 1963. Un golpe de Estado no le sorprende el 25 de septiembre de ese año, permaneciendo en Puerto Rico dos años más, para luego retornar al país el 25 de septiembre de 1965, cinco meses después de la Revolución del 24 de Abril, aquel levantamiento popular que reclamaba la vuelta a la Constitución de 1963 o el retorno de Bosch al poder.
La primera frustración de Bosch fue Cayo Confites, marcada por el número 13 por los años transcurridos entre la marchitada expedición y su retorno al país. El golpe de Estado de 1963, 14 años después de Cayo Confites, fue su segunda frustración, ésta vez en el plano político.
La tercera frustración fue el fracaso de la lucha armada que reclamó la vuelta de la Constitución de 1963, es decir, el retorno de Bosch al poder. Nos referimos a una Revolución de Abril de 1965 que no logró sus metas y objetivos y donde murieron miles de dominicanos. La cuarta frustración fue la derrota electoral del PRD en 1966 unida al resurgimiento del fantasma de Trujillo en el gobierno de 12 años de Joaquín Balaguer (1966-1978), uno de los principales colaboradores de la Era de Trujillo (1930-1961).
La quinta frustración fue su propia desilusión personal, a falta de una coyuntura práctico-teórica que justificara su ideal, lucha o razón de ser. Por eso viaja a Benidorm, España (1966-1969), desde donde retorna con la tesis política "Dictadura con respaldo popular". Bajo parecidas circunstancias había procedido con la publicación del libro “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, durante su exilio después del golpe de Estado de 1963, esta vez en alusión al militarismo e injerencia extranjera en los asuntos internos de la República Dominicana, entre otras causas y/o protagonistas del golpe de Estado, en el que no se auto inculpa, pues nunca fue su proceder en el transcurso de su vida política, solo sus disfrazadas o reales frustraciones revelaban lo contrario, a pesar de sus buenas intenciones, actuaciones o buen proceder.
No hay que olvidar que Juan Bosch fue el presidente o figura principal del PRD durante 34 años (1939-1973), cuando se produce el desembarco guerrillero Playa Caracoles en febrero de 1973, cuyo líder fue el Coronel de Abril, Francisco Alberto Caamaño Deñó. Tampoco hay que olvidar que Fidel Castro participó e inmediatamente abortó la expedición Cayo Confites, y es precisamente Cuba el país que alberga al coronel Caamaño cuando de manera misteriosa desaparece mientras se desempañaba como Agregado Militar de la República Dominicana en Londres. En 1973 reaparece en el desembarco Playa Caracoles en su intento de derrocar el gobierno de Joaquín Balaguer a lo que le sigue los "90 días de clandestinidad” de Juan Bosch como consecuencia del fracaso de la última lucha armada en la República Dominicana en el interregno 1963-1973, la que tampoco logró sus meta y objetivos y en la que perdió la vida el coronel de Abril, entre otros.
En interés de aclarar este laberinto o hueco histórico cito a continuación las palabras del Lic. Joaquín Ricardo, sobrino del Dr. Joaquín Balaguer, en su artículo "Respuesta a Tony Raful", publicado en el Listín Diario de fecha 9/5/2013: "Si se desea averiguar responsabilidades en la muerte del jefe guerrillero se debe buscar en aquellos que, a sabiendas de que no existían las más elementales condiciones objetivas ni subjetivas en el país para una aventura como esa, le incitaron y estimularon para que se produjese el desembarco guerrillero, a sabiendas de que esa andanza solo le aguardaba el fracaso más rotundo".
"Como decíamos ayer" (recordando a Fray Luis de León), la sexta frustración de Juan Bosch es consecuencia de sus "90 días de clandestinidad", mientras renunciaba del PRD y formaba el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con una secuela de 23 años fuera del poder (1973-1996). Solo en ese último año logra el PLD el poder (Leonel Fernández como candidato) con la ayuda del presidente Joaquín Balaguer. La séptima frustración de Bosch fue volver a convivir con el fantasma de Trujillo en el período de gobierno de Joaquín Balaguer (1986-1996), no sin antes devolver la condecoración que le otorgara Balaguer meses antes de la derrota electoral del PLD en 1994. Su octava frustración fue el abandono de la política, de manera sorpresiva y definitiva, antes del triunfo electoral del PLD en 1996 avalado por un pacto patriótico donde Bosch y Balaguer son las principales figuras y donde al parecer Bosch se muestra calmado y satisfecho pero no frustrado.
Aun así estamos hablando de una frustrada sequía política “BOSCH-PLD” que abarca 32 años (1964-1996) fuera del poder, protagonizada por un hombre que solo gobernó siete meses en 1963, lo que en cierto modo amerita una explicación de la mano con su intelecto y liderazgo, independientemente de su producción literaria.
Hay diversas tipologías de frustración, y la de Bosch puede catalogarse de endógena. Hay momentos en la que ésta sale a flote cuando la persona no consigue lo que busca o es víctima de las circunstancias, contrario a la frustración exógena que puede convertir a la persona en fría y calculadora, como podría ser el caso de Joaquín Balaguer. En política cualquiera de las dos frustraciones tiene distintas maneras de expresarse, según las causas.
En el caso de Bosch, la frustración endógena sale a flote con la publicación del libro "Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana", la tesis política "Dictadura con Respaldo Popular" y la formación del PLD, como caso práctico de una sequía política y acciones fallidas no sujetas al azar sino a las directrices de su propia persona. Aun así su intelecto, liderazgo y amplia producción literaria superan con creces todas sus frustraciones, algo realmente extraordinario, lo que tampoco deja de ser una contradicción. Para comenzar, esta contradicción puede ser usada como tema de debate para explicar su forma de gobernar y posterior derrocamiento en 1963, dejando fuera todo lo demás, y luego el discurrir de su vida como político, lo que pudo haber influenciado el fracaso de sus metas y objetivos.
Como es obvio, el aspecto literario-político de Bosch es paralelo, por encima de su propia frustración endógena, donde una cosa nada tiene que ver con la otra, solo el hecho de que esta frustración sale a flote de distintas maneras, la que tuvo su clímax al renunciar de la política en el ocaso de su vida luego de una ambivalente carrera política estigmatizada por el comunismo producto del célebre debate con el padre Láutico García, días antes de las elecciones de 1962, con posteriores consecuencias en el plano nacional e internacional, lo que pudo apaciguar el discurrir del PLD, aunque un poco tarde. Parecería que sin Balaguer no era posible que el PLD alcanzara el poder en 1996 y entonces la historia hubiera sido otra, si tomamos en cuenta los pactos PLD-PRSC hasta la fecha.
El caso contrario es Joaquín Balaguer quien experimenta su primera frustración exógena en 1961 cuando siendo presidente de la República lo presionan para abandonar el poder. Tras el “golpe” se asiló en la Nunciatura y luego se fue a vivir a New York. Balaguer “se quedó con esa”. No movió un dedo ni escribió libros o tesis política. Años después, siendo presidente de la República, publica el libro "La marcha hacia el Capitolio", una recopilación de discursos de campaña política de 1966. De su primera frustración (el golpe de Estado) Balaguer deviene en excepcional político por la coincidencia de su naturaleza fría y calculadora con la que caracteriza la frustración exógena, que también convierte las personas en frías y calculadoras, lo que en parte explica la secuela de triunfos electorales en el transcurso de su vida política.
En 1978 asuntos técnicos (entre otros) ensombrecen las elecciones lo que obliga a Balaguer a dejar el poder contra su voluntad, sin llamamientos que provocaran derramamientos de sangre sino todo lo contrario, oposición constructiva. En la toma de posesión, el presidente electo Antonio Guzmán tilda de corrupto el régimen de 12 años de Joaquín Balaguer (1966-1978) en presencia de distinguidas personalidades. Balaguer vuelve y "se queda con esa" ( segunda frustración exógena) y nada dice o hace durante los próximos 8 años. Gana las elecciones en 1986 y la justicia toma en cuenta evidencias presentadas por él contra la integridad del Estado durante el período de gobierno de Jorge Blanco (PRD/1982-1986), quien es encarcelado después de un largo juicio por alegados actos de corrupción.
En sentido general, no se trata de la obra literaria de Bosch o Balaguer o la exaltación de sus figuras. Lo primordial es la Patria de Duarte, Sánchez y Mella, la que tantas veces ha sido vulnerada desde 1844 pero que se mantiene firme, con altas y bajas, para no entrar en detalles. Se trata de esa auténtica democracia, la que muchas veces se intenta sustituir pero que retorna a sus niveles por la pureza de espíritu del Patricio.
A pesar de todo, Balaguer nunca puso en práctica su fabulación personal contra Bosch si tomamos en cuenta que su tercera frustración fue producto del tranque electoral de 1994 causado por el PRD y no por el PLD, lo que restó dos años al gobierno de Balaguer, el que pudo haber sido el sexto período de gobierno del Partido Reformista Social Cristiano (1994-1998). Aun así no dejó pasar por alto lo de Playa Caracoles (los 90 días de clandestinidad) mientras Bosch permanecía en el PRD, ni el tranque electoral del PRD sin Bosch (1994). Aun así damos la bienvenida a la frustración, el razonamiento frio y calculador, los que caen por debajo del intelecto, liderazgo y producción literaria de estos dos grandes hombres, si es que la democracia no encuentra respuestas a preguntas que no requerían respuestas en la época de Bosch y Balaguer, donde al parecer el panorama político y económico estaba más comprometido con los destinos de la Patria. Mantengo esta aseveración hasta que los líderes del PLD y PRD busquen un acercamiento para que la figura de Bosch no sea juzgada por el rey Salomón, como un paso de avance en el discurrir democrático.

10:10 p. m.
Valerio Mateo Rosario

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