Washington.- El presidente de EEUU, Barack Obama, regresó hoy a Washington tras unos días de descanso en Camp David, en plena polémica por la dimisión de un asesor medioambiental y listo para la difícil reapertura del curso político.Van Jones, un asesor en temas medioambientales de Obama, dimitió tras la controversia surgida por su apoyo a una organización que cuestiona si altos cargos del Gobierno anterior estuvieron implicados en los atentados del 11-S.La dimisión, que se dio a conocer la madrugada del domingo, se produce justo cuando Obama trata de recuperar el control del debate sobre la reforma sanitaria en el país.
El presidente comparecerá el miércoles ante el Congreso para dejar clara su posición al respecto.
El portavoz de la residencia oficial, Robert Gibbs, afirmó hoy que Obama considera incluso redactar su propio proyecto de ley ante la incapacidad de los demócratas en el Congreso de alcanzar un consenso.
El portavoz presidencial aseguró, en declaraciones a la cadena de televisión ABC, que los estadounidenses sabrán exactamente qué es lo que defiende Obama tras su discurso del miércoles.
En estos momentos no está claro cuál es el plan de Obama para poner en marcha un programa de cobertura patrocinado por el Gobierno para competir con las aseguradoras privadas.
La puesta en marcha de un sistema de atención público es un tema no negociable para el ala más progresista del Partido Demócrata, pero tanto Gibbs como el asesor presidencial David Axelrod evitaron decir hoy si Obama vetaría un ley que no incluya la opción pública.
La citada reforma, que la Casa Blanca ha descrito como el principal objetivo de su política interna, ha perdido respaldo en las encuestas, aunque todavía son mayoría los que apoyan su puesta en marcha.
La Casa Blanca persigue con la nueva legislación a debate la cobertura médica universal, así como rebajar los elevados costes de los seguros privados. Unos 47 millones de estadounidenses carecen en la actualidad de seguro médico.
Obama quiere que la reforma se apruebe este año, pero la oposición republicana y las propias discrepancias entre los demócratas dificultan ese objetivo.
A eso se suma la muerte del senador Edward Kennedy que deja a los demócratas momentáneamente, hasta la elección de un sucesor, sin los 60 senadores necesarios para evitar el filibusterismo, subterfugio parlamentario para prolongar debates e impedir votaciones al que recurre el partido en minoría, en este caso los republicanos.
Por lo demás, el presidente tiene previsto participar mañana en Cincinnati (Ohio) en un acto convocado por los sindicatos del país ante la festividad del Día del Trabajo y en momentos en los que la tasa de desempleo está en el nivel más alto en 26 años.
El martes estará en una escuela del norte de Virginia, estado contiguo a la capital, para pronunciar un discurso con motivo de la reapertura escolar en el que animará a los niños del país a esforzarse en sus estudios y perseguir una educación superior.
El discurso se ha convertido en un arma arrojadiza para los conservadores que dicen que Obama quiere adoctrinar a los niños y lo acusan de convertir el evento en un acto político.
El discurso se retransmitirá en directo a través de la página web de la Casa Blanca y los centros escolares del país tendrán la opción de conectarse.
Pero la controversia ha hecho ya que varios distritos escolares en estados como Texas, Illinois, Minesota, Misuri, Virginia o Wisconsin hayan decidido no retransmitirlo en sus centros.
Gibbs afirmó el viernes que el furor que se ha desatado carece de sentido.
"Creo que realmente hemos llegado al momento ridículo en que el presidente de EEUU no puede decirle a los niños en los colegios que estudien duro y que no permanezcan en la escuela", afirmó Gibbs.
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