Derrotados, los dos equipos, en su primer contacto con el Mundial, Grecia y Nigeria se jugaban la supervivencia y, pese al resultado, los dos siguen con vida en el torneo.
El alemán Otto Rehhagel, seleccionador de Grecia, introdujo tres novedades con respecto al partido contra Corea, sustituyendo a Samaras por Salpingidis y prescindiendo del capitán Angelos Charisteas, mientras que el sueco Lars Lagerback, técnico de Nigeria, alineó de salida a Peter Odemwingie y a Kalu Uche, que contra Argentina habían salido en la segunda parte.
Grecia no cambió, sin embargo, su mentalidad defensiva, y empezó a pagar su apocamiento a los 16 minutos. Kalu Uche, jugador del Almería español, lanzó una falta y Odenwingie amagó el remate de cabeza pero dejó pasar el balón, que se alojó en el marco griego mientras Tzorvas se lanzaba al otro lado.
Los griegos se echaron para arriba, los Super Águilas concedieron el centro del campo a sus rivales y el juego adquirió velocidad sin ganar por ello claridad de ideas. Nigeria se aferró descaradamente al resultado frente a un equipo heleno que pretendía romper por el centro, donde el poder defensivo rival era mayor.
Pero el partido entró en una nueva fase en el m.33 por una acción infantil de Sani Kaita, que empujó con el brazo y trató de propinar, sin conseguirlo, una patada al capitán Karagounis en la banda. Nigeria se quedó con un hombre menos y resignada a una actitud pasiva.
Karagounis, con encomiable entusiasmo, se erigió en el alma del equipo: manejaba el balón en el centro y lanzaba todo, ya fuera un córner, una falta o un saque de banda.
Grecia obtuvo la recompensa en el m.44 cuando Dimitrios Salpingidis lanzó un fuerte disparo, el balón tropezó en Haruna y entró por la escuadra derecha del desconsolado Enyeama. El primer gol de Grecia en un Mundial lo había marcado un nigeriano, aunque la FIFA se lo atribuye a Salpingidis.
Campeona de Europa en 2004, Grecia no había sido capaz de marcar un solo gol en los cuatro partidos de Mundiales que llevaba disputados (tres en Estados Unidos'94 y uno en Sudáfrica) por lo que el periodo de sequía se cierra en 404 minutos.
Los hombres de Rehhagel redoblaron su ofensiva tras el descanso, ahora con más espacio para alternar sus ataques por el centro y por las bandas.
En el m.59 los dos equipos marraron ocasiones a bocajarro en el lapso de 30 segundos. Primero Gekas, en la boca del gol, estrelló el balón en el portero, y en el contragolpe consiguiente, con tres nigerianos frente al meta Tzorvas, Ayebgei hizo lo propio y Obasi, al recoger el rechace, mandó la pelota fuera. Las dos mejores ocasiones de todo el partido en ambas puertas.
La prodigiosa mano de Enyeama volvió a salvar a Nigeria en el m.68 desviando un cabezazo de Samaras que iba directo a la escuadra, pero tres después regaló el gol de la victoria. El mejor jugador del partido contra Argentina no acertó a bloquear el balón en un tiro lejano de Tziolis, y Torosidis fusiló el tanto.
Nigeria, con Enyeama atajando balones a destajo bajo los palos, sacó fuerzas de flaqueza arriba pero sus esfuerzos fueron inútiles. Tendrá que ganar a Corea y esperar que Argentina venza a Grecia para clasificarse.
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