El hotel Mandarín, a un paso del palacio de Buckingham y de Clarence House, la residencia del príncipe Carlos y sus hijos, es el escenario de una cena con la que la monarca británica quiso agasajar de manera especial a los miembros de la realeza.
A la cena asistieron la reina Sofía de España y los príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, que llegaron este mediodía a la capital británica para acudir al enlace real.
Tanto en la cena de anoche como en la boda, la reina Sofía llevará vestidos diseñados por la creadora española Margarita Nuez. El de la noche es un vestido en tonos marrones y el del enlace un estampado de flores sobre fondo azul, según fuentes de Zarzuela.
Letizia Ortiz lleva diseños del también español Felipe Varela: anoche un vestido palabra de honor, de muselina y tul, gris alavandado, y el viernes un vestido de muselina rosa terracota, con bordados al tono y sombrero.
El heredero de la corona española, que esta noche viste esmoquin, lucirá para la boda su uniforme de gala de la Armada, con la Banda de la Orden Victoriana del Reino Unido junto a la Gran Cruz de esta orden británica y cuatro condecoraciones españolas: el Toisón de Oro y las grandes cruces de Carlos III, el Mérito Militar y el Mérito Naval.
En el acto de anoche estuvieron también presentes el príncipe de Gales, padre de Guillermo, y su esposa, la duquesa de Cornualles, que, según informó la BBC, no se quedarán hasta el final para regresar a Clarence House y cenar con el novio.
Mientras tanto, Kate Middleton pasó la noche junto a sus padres y sus hermanos en el Goring, un hotel de cinco estrellas que ha sido blindado para la ocasión y frente al que la futura princesa hizo a última hora de la tarde su última aparición antes de la boda.
Sonriente y aparentemente tranquila, Kate, que el viernes pasará a ser nombrada de manera oficial princesa Catalina, saludó a los curiosos y periodistas que se acercaron hasta el lugar.
En la salida del hotel se ha instalado un gran toldo para tratar de evitar que el vestido de Kate Middleton, el secreto mejor guardado hasta ahora de esta boda, no se vea hasta que la futura princesa llegue a la entrada de la abadía de Westminster.
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