Las imágenes muestran a Bin Laden en su escondite de Abbottabad, apenas a 50 kilómetros al norte de Islamabad, ensayando discursos propagandísticos con diferentes atuendos ante la cámara y revisándolos en televisión con un control remoto en la mano.
Los videos fueron primero mostrados a un grupo reducido de periodistas en el Pentágono en Washington y posteriormente difundidos a mediodía por los canales de televisión estadounidenses.
En las imágenes aparecen también escenas de la vida cotidiana de Bin Laden en su escondite, que fueron reproducidas sin audio ya que las autoridades estadounidenses consideran su emisión “inapropiada”.
Uno de los vídeos es un mensaje a los Estados Unidos grabado en octubre o noviembre pasado en el que se condena la política de Washington y el capitalismo, indicó el Departamento de Defensa.
“Los vídeos dejan claro que Bin Laden permanecía activo en las actividades de propaganda de Al Qaida, especialmente en el control de su propia imagen”, indicó una funcionario de inteligencia a CNN.
Asimismo, esta fuente agregó que los materiales revisados en los últimos días indican que Bin Laden “seguía siendo un líder activo de Al Qaida, ofreciendo instrucciones tácticas, estratégicas y operacionales al grupo terrorista”.
En un comunicado difundido el sábado poco después de conocerse los videos, el director de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA), Leon Panetta, afirmó: “Desde los atentados del 11 de septiembre [del 2001] esto es lo que el pueblo estadounidense había esperado (…) En esta operación crítica, cumplimos”.
El Pentágono informó que lo hecho público el sábado sólo es parte de lo que considera “la mayor cantidad de material” incautado sobre Bin Laden y que sigue analizando el resto.
Se trata de las primeras imágenes del líder terrorista tras el asesinato, poco después del anuncio del presidente Barack Obama de que no pensaba mostrar fotografías del cadáver ya que “su cuerpo no es un trofeo”.
La decisión de difundir estos cinco videos fue interpretada por los analistas como un intento de Washington de acallar las dudas sobre la identidad de Bin Laden y confirmar su muerte.
La organización terrorista Al Qaida había confirmado ayer la muerte de Bin Laden y amenazó a Estados Unidos con vengarle.
Washington informó que había lanzado el cadáver al mar tras una ceremonia en el portaaviones Carl Vinson, cumpliendo con el ritual musulmán y para evitar que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinación.
Por otra parte, se conoció que la pista que llevó a Bin Laden partió de una llamada telefónica realizada por el correo de confianza del jefe de Al Qaida, Abu Ahmed al-Kuwaiti, quien dijo a “un amigo que se encontraba con la gente con la que estaba antes”.
“Ahí es cuando comienza la película sobre la caza de Bin Laden”, declaró otro miembro de la inteligencia de EEUU al diario The Washington Post.
La residencia de tres pisos que ocupaba Bin Laden en Abbottabad no tenía líneas telefónicas ni servicio de internet, por lo que era inmune a las técnicas de espionaje estadounidense.
Funcionarios estadounidenses han revelado que cada vez que Al-Kuwaiti u otros miembros del círculo personal del terrorista más buscado del mundo querían hablar por teléfono, conducían más de hora y media antes de ponerle batería a su teléfono móvil.
Tras localizar la residencia en Abbottabad gracias a Al-Kuwaiti, quien murió durante la operación del comando estadounidense, la inteligencia de EEUU identificó a una persona que salía a caminar todos los días por un patio interior de la residencia pero que nunca salía al exterior.
A través de imágenes de satélite, lograron reunir información suficiente para identificar al “paseante”, como le bautizaron los agentes de EEUU, como Osama bin Laden, por su complexión y altura, ya que nunca obtuvieron una imagen del rostro lo suficientemente clara.
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