25/04/2012.
10:40 AM.
Por José Francisco Arias
El caso es que Hipólito Mejía, candidato presidencial del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), es bastante suelto de lengua; en buena proporción no mide el alcance de pronunciamientos que pueda hacer sobre determinados temas, y las consecuencias que esos pronunciamientos puedan tener sobre su persona y sobre su candidatura.
Sus adversarios políticos, nos referimos a los del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), encabezados por su contendor postulado a la Presidencia, Danilo Medina, viven al acecho de las metidas de pata o pasos en falso que da, para hiperbolizar la falta y sacarle el mayor provecho posible, presentándolo como un hombre que no conoce los serios asuntos del Estado ni está en capacidad de enfrentar ni de resolver los más preocupantes problemas nacionales.
Situación desventajosa para Mejía en medio una competencia electoral que, por lo que reflejan las encuestas de mayor crédito, está bastante cerrada.
Ya son varios los casos que en el discurrir del actual proceso de campaña electoral Hipólito ha errado con pronunciamientos públicos, no provocados por sus adversarios, sino paridos de su "atípico" comportamiento; de su singular temperamento.
Se recuerda que advirtió a suplidores del Estado que si tenían cuentas por cobrar al Gobierno que lo hicieran ahora, antes de que culminara la actual gestión del presidente Leonel Fernández, porque él, de ganar las elecciones del próximo 20 de Mayo, no las iba a pagar.
Ahora más recientemente, a menos de un mes de las elecciones, el candidato presidencial del PRD se destapa cuestionando a algunos jueces de la Suprema Corte de Justicia, calificándolos de "pelafustanes" y "sinvergüenzas", y amenazando con ayudar a sacarlos del organismo de lograr ser presidente por segunda vez. Lo dijo en un acto de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), cuyo presidente y anfitrión de la actividad, es hermano de uno de los jueces de la Suprema.
Las reacciones de rechazo a ese planteamiento no se han hecho esperar, tanto de personalidades de influencia en el sector judicial, como de instituciones que son parte del mismo, desde el propio presidente de Finjus y de la Adoco (Alianza Dominicana Contra a Corrupción), hasta el presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, quien llegó a manifestar que la actual Suprema Corte es un lujo para el país.
El temperamento espontáneo, atrevido, dicharachero de Hipólito afecta y lacera enormemente su imagen como candidato presidencial. Suponemos que es algo harto sabido por él y sus asesores; pero hay que concluir que es algo irremediable, porque Hipólito no dejará de ser Hipólito.
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