24 jun 2012

Elecciones de México; Peña Nieto, del PRI, conserva su ventaja en el cierre de la campaña electoral en México


24/06/2012.    
7:35 PM.   

Peña Nieto conserva su ventaja en el cierre de la campaña electoral en México

Tomado de ABC.ES

A menos de una semana para las elecciones presidenciales y legislativas del 1 de julio, el candidato del Partido Revolucionario Institucional se mantiene al frente de todas las encuestas.



manuel m. cascantemmcascante / corresponsal en méxico
Día 24/06/2012 – 18.46h
Con un acto multitudinario en el Estadio Azteca de la capital mexicana Enrique Peña Nieto cerró este domingo su campaña electoral. A menos de una semana para las elecciones presidenciales y legislativas del 1 de julio, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se mantiene al frente de todas las encuestas, con 15 puntos de ventaja como promedio sobre su más inmediato rival.


El aspirante de la coalición de izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, había hecho lo propio el sábado en Tabasco, su tierra natal. Josefina Vázquez Mota, del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), puso fin a su campaña ese mismo día en la Plaza de Toros de la Ciudad de México.


Doce semanas de proselitismo han servido para afianzar a Peña Nieto al frente de las preferencias del electorado. Un lugar que venía ocupando desde que su nombre empezara a sonar como posible presidenciable, casi desde que en 2005 ganara las elecciones a gobernador del Estado de México (el más poblado del país). La suya ha sido una campaña de carril, un «catenaccio» orientado a exponer lo mínimo su privilegiada posición. Sólo el movimiento estudiantil #YoSoy132 ha conseguido incomodarlo, pero sin reflejo evidente en los sondeos.


La campaña sí ha servido para definir quién será su principal competidor: López Obrador, quien ya perdiera en 2006 ante Felipe Calderón por un cuarto de millón de votos, detonando una crisis en el país y una radicalización –que devino en fractura– de la izquierda mexicana.


AMLO, acrónimo por el que se le conoce popularmente, ha alternado el palo con la zanahoria: ora se muestra como abanderado de una «república amorosa», ora anuncia el supuesto fraude que, como denunció sin pruebas hace seis años, fraguan en su contra los poderes fácticos: los «ricos y poderosos», las televisiones (que manejarían en la sombra los hilos de Peña Nieto)…, hasta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía estaría en contra suya.


Vázquez Mota ha arrastrado el lastre de dos sexenios de frustrantes mandatos panistas y de una campaña errática y dubitativa, en la que ha ido dando bandazos sin conseguir definir ni su estrategia ni su lugar político.


Aunque mantiene en las encuestas un empate técnico con López Obrador, los analistas coinciden en que la elección se decidirá por la capacidad de movilización de los partidos, y tanto el PRI como el Partido de la Revolución Democrática (PRD, principal fuerza de la izquierda) mantienen estructuras más sólidas y organizadas que el PAN.


La campaña ha girado en torno a la supuesta amenaza de que el retorno del PRI al poder signifique el regreso al pasado autoritario que este partido ejerció de manera hegemónica entre 1929 y 2000.


Peligro que desterraba el propio expresidente Vicente Fox ante un grupo de corresponsales: «La democracia también es alternancia. Los setenta años de gobiernos del PRI son una historia desastrosa, pero ahora hay un México diferente, una separación de poderes, una ciudadanía más madura y activa que me da confianza y tranquilidad. La sociedad mexicana no toleraría otro régimen dictatorial».


Del mismo modo, pero con matices, escribía Enrique Krauze en «Reforma»: «Aunque en sentido estricto la restauración del viejo sistema político es imposible (la división de poderes, la libertad de expresión, la ley y el instituto de transparencia, la integración ciudadana del IFE [Instituto Federal Electoral], la independencia del Banco de México, los organismos autónomos, la descentralización política, la creciente participación ciudadana, son todos hechos irreversibles), en el ADN de muchos priistas, sobre todo en los estados, municipios y sindicatos, persiste la vieja cultura clientelar. La corrupción de varios gobiernos priistas en los estados durante estos últimos sexenios ha sido descomunal y vergonzosa».


La presidencia se decidirá, con toda seguridad, en seis estados (Distrito Federal, Estado de México, Veracruz, Puebla, Jalisco y Nuevo León) que concentran a 35 millones y medio de votantes, casi la mitad del electorado, y donde se han enfocado principalmente los candidatos. Una baja participación también favorecería los intereses del PRI, que gobierna en veinte de las 32 entidades federadas de la república.


Además de la presidencia se pondrán en juego los 128 escaños del Senado (tres por cada uno de los 32 estados y otros 32 de representación proporcional a escala nacional) y los 500 de la Cámara de Diputados (300 de mayoría relativa por distritos electorales con igual número de votantes y 200 de representación proporcional nacional). Aquí se repiten las tendencias, pues la encuestas muestran que el PRI podría incluso obtener la mayoría absoluta.


Siete entidades votan también para elegir gobernador: Jalisco, Morelos, Tabasco, Chiapas, Yucatán, Guanajuato y el Distrito Federal. En prácticamente todos llevan ventaja los candidatos priistas.

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