El ministro de salud pública ha anunciado el desmonte definitivo, del cobro de cuotas a los pacientes en los hospitales de la red estatal.
Ello implica, que el estado asumirá el costo, el cual supera los 600 millones de Pesos, pero lo más importante en este caso es que los pacientes que vayan a los hospitales del estado, encuentren la mano amiga para curarse de las dolencias con que acudan.
Que además de no cobrarle, los Médicos tengan la humanidad que juraron con sus batas blancas a la hora de investirse como profesionales, de brindarle aliento, buen trato y esperanza.
No el famoso, *aquí no hay de nada* que le rompe el alma, a los que buscan recuperar su salud.
No esperar al paciente con todos los problemas que dejó el medico en su casa, como si fuera, el adolorido el responsable de esa situación.
No el trato inhumano que dan muchos médicos en los hospitales, cuando en sus clínicas tratan a la gente como príncipes, solo por el simple hecho de que contrario a sus centros privados, en los del estado la gente no tiene dinero para pagar.
Quizás estemos siendo duro con este Editorial, porque no podemos de ninguna manera generalizar, pero son pocos, muy pocos los galenos que le dan el mismo trato a los pacientes públicos que a los privados.
Es muy frecuente escuchar en los pasillos a médicos que gritan a los cuatro vientos que en el centro donde trabajan no hay de nada, muchas veces habiendo, con el fin de salir rápido de ahí para brindar servicios en sus clínicas.
Es mejor que, el que no quiera ser servidor público, que no acepte trabajar en hospitales y se valla a su clínica privada y no hacer este tipo de cosas que en definitiva lo que hace es que desploma el estado de ánimo de quien busca su salud.
Ojala que ahora las cosas mejoren para bien de los más pobres, que el no cobro de cuotas sirva para aliviar el dolor de los que ni siquiera un seguro subsidiado tienen, aunque sabemos que todo dependerá del trato humanitario que puedan dar los actores principales del sistema de salud, en este caso médicos, enfermeras y personal de apoyo de los centros de salud del estado.
El gobierno ha actuado con sensibilidad humana, pero de nada servirían los 600 millones de pesos, si no hay 600 millones de buena voluntad, para que las cosas marchen bien a favor de los enfermos pobres.
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