02/04/2012.
Por: Pablo Espinosa
Paulo freire, es uno de esos personajes que nunca mueren. Su pensamiento educativo rompe la barrera del tiempo y el espacio para presentarse como alternativa a los grandes desafíos que viven en ser humanos, en un mundo marcado por la incertidumbre, y las leyes del mercado.
Sus planteamientos, constituyen puntos luminosos para replantearse la práctica educativa en los países latinoamericanos y de manera especial en nuestro país, donde no se termina de definir el rumbo que debe tener la educación, de cara al nuevo milenio y la formación de un sujeto que responda a la exigencias de un mundo que cambia de forma acelerada, y que reclama competencias y habilidades que solo la educación Puede generar en la estructura cognitiva del sujeto que aprende.
El insigne educador y pensador brasileño, denomino su teoría educativa como “LIBERADORA” entendiendo que solo a través de la liberación interior del hombre se podría transformar la sociedad y el mundo, amparado siempre en una practica social y educativa de compromiso con el cambio. En esta concepción planteo que “nadie educa nadie, así, como nadie se educa a si mismo; los hombre se educan entre si teniendo al mundo como mediador”. Se opuso a la educación bancaria (tradicional) ya que el ser humano debe ser un sujeto activo en la transformación de su realidad social y no un recipiente donde se depositan informaciones y conocimientos, para que responda a un interés determinado. Es en esa dirección que debemos caminar, para que las ciudades de hoy sean mejores en el mañana.
El sujeto de la educación es un ser que se construye permanentemente en la interacción con otros seres humanos, en convivencia armónica, respetando la diferencias de criterios y conductas al encarar la realidad, fomentando siempre la tolerancia y la criticidad como valores indispensables de la construcción democrática del conocimiento.
En la sociedad que nos ha tocado vivir, la tolerancia y trascendencia se alejan del espíritu de quienes tiene las posibilidad de influir en las estamentos de poder y en los órganos sociales responsables de hacer de la educaron el “paraíso” de la liberación de los seres humanos.
Esa falta de racionalidad, nos condena a ser una sociedad incierta, carente de las utopías requeridas para hacer frente a los grandes retos y amenazas que impactan las prácticas educativas y la sociedad en su conjunto.
En el pensamiento educativo de Paulo Freire, encontramos pautas interesantes y Víables, que nos ayudaran a replantearnos la vida como seres humanos dignos de una mejor suerte y un sistema educativo comprometido con la perfección y la trascendencia de los sujetos sociales que orienta, para que estos sean actores libres y liberadores y no entes repetidores y obedientes ciegos, condenados a la servidumbre.
Freire, valoró en su junta dimensión, la educación analógica y concientizadora como instrumento de cambio, transformación y liberación de los oprimidos. Aposto que la toma de conciencia del mundo por parte de los oprimidos y su práctica social lo liberaría. El gran compromiso de los educadores de hoy, es lograr que los educandos tomen conciencia de su papel protagónico, para que no solo aprendan hacer, sino a comprender la necesidad de una educación transformadora y liberadora que ponga fin al servilismo.
El autor: Es educador.
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