Por; Nicolás Mateo.
Una vieja concepción filosófica establece a manera de refrán que el hombre es un animal de costumbre, y esta expresión explica por sí sola porque el ser humano es opuesto a los cambios. El Partido de la Liberación está inmerso en su VIII Congreso Comandante Norge Botello, pero en su dirigencia media y de base hay poca, o ninguna, expectativas de cambios reales, visto que en un plebiscito pasado por imposición de su Comité político se decidió dejar en sus puestos a todos los dirigentes actuales.
El profesor Juan Bosch sostenía que las masas eran para dirigirlas, y una organización camina por el sendero que la conduce su directiva, y al parecer, por conveniencia o inacción, la máxima dirección del partido morado decidió sepultar al viejo PLD y construir una simple maquinaria electorera que le permitiera retener el poder cada 4 años.
Embriagados de victorias, con 5 elecciones consecutivas ganadas (enarbolando ya la consigna que la sexta pela va) , y acomodados en sus puestos, tanto en el partido como en el Gobierno, luce poco probable que la dirección nacional peledeísta promueva en realidad algún tipo de cambio que pueda poner en peligro su propia permanencia en las posiciones que ostentan.
La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás, sentenció hace tiempo Eduardo Galeano, y la experiencia del pasado Congreso del PLD le dice a sus militantes más pensantes que los cambios son simples deseos, ya que en ese tiempo fueron aprobadas una series de reformas en esa organización que quedaron en simples papeles.
La diferenciación entre simples militantes y militantes activos, y la creación de una escuela de formación política donde se educaran los dirigentes que querían hacer carrera y aspirar a puestos electivos, fueron de las propuestas aprobadas con mucho entusiasmo en el pasado congreso del PLD, más de 10 años después se está a la espera de su puesta en vigencia.
Por otra parte, en esa organización se tiene un sentido de lo eterno, en cuanto a las posiciones se refiere, por eso, con honrosas excepciones, nadie sale del partido ni del gobierno cuando logra ocupar algún puesto.
La fórmula encontrada para calmar las insatisfacciones y evitar una eventual “revuelta de sargentos” , es ampliar en cada congreso la matrícula de los Comité Central y Político, y como se tiene la certeza del que sube no baja jamás, los que logran ascender se acomodan en sus puestos y olvidan sus reclamos de aperturas y cambios.
A lo interno de PLD muchos dirigentes han caricaturizado esa formación política comparándolo con un ser hidrocefálico, que tiene una cabeza tan grande que apenas permite que el cuerpo se pueda mover.
Aunque el Comité Central es en el papel el más alto organismo peledeísta entre congreso y congreso, de acuerdo a sus estatutos, en la realidad este es un organismo inoperante cuyas funciones han sido asumida en su totalidad por el Comité Político, y sólo es convocado cuando se necesita que levanten las manos para legalizar alguna decisión de coyuntura, para de esa forma seguir con el ropaje de organización plural, abierta y democrática.
En tertulias escenificadas en las redes sociales, peledeistas de la vieja guardia formados en los círculos de estudios han llegado a la conclusión de que en el presente congreso de esa organización no habrán cambios significativos, como espera su militancia, porque para que eso ocurra tendría que ser provocados por una fuerza interna determinante, y las dos tendencias que gravitan en el PLD parecen haberse puesto de acuerdo en silencio para que todo siga igual, porque la del presidente Danilo Medina necesita tranquilidad para gobernar, y la del doctor Leonel Fernandez requiere de estabilidad para volverlo hacerlo.
Un viejo principio de administración establece que el éxito no se discute, y en la máxima dirección del PLD repiten que si todo, al menos electoralmente, ha salido bien hasta ahora para que cambiar, incluso muchos dicen que no necesitan un partido, sino una maquinaria electoral capaz de ganar cada 4 años las elecciones. Lo que muchos se pregunta es: ¿Qué será de ese partido cuando las cosas empiecen a salir mal?
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Un hombreo cargado de mentiras y engaño caminaba por un camino, a todo el que encontraba le cambiaba sueños por mentiras, caminó bien lejos y engañó a mucha gente; la última persona que encontró estaba en una cruz de camino a la que le preguntó: por cual camino hay más gente? , a lo que la persona respondió: por este que es más estrecho pero más largo, el hombre pensó si el trayecto es más largo y avanzo más, las mentiras tardarán más en descubrirse; caminó, caminó y caminó hasta el día de hoy, todas las mentiras fueron descubiertas pero él no se dio cuenta por que el camino no era tan largo, a pocos metros había un precipicio.
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